Un fortepiano es una inversión importante; la mayoría de músicos conservan su primer instrumento durante toda la vida, incluso si ésta no era su intención en el momento de la compra. Por eso, a la hora de adquirir un instrumento, uno tendría que seleccionarlo con el suficiente cuidado.
No existe ningún fortepiano que sea el fortepiano Todoterreno; entre 1790 y 1830, los pianos vieneses y del sur de Alemania cambiaron y crecieron tan rápidamente como lo han hecho los ordenadores durante las últimas décadas. Por eso, un determinado instrumento siempre será más adecuado para una literatura que para otra. Los fortepianistas modernos -igual que los clavicembalistas modernos antes que ellos- han empezado a darse cuenta que necesitan como mínimo dos instrumentos, si no tres, para tocar propiamente toda la gama de música clásica para piano. La idea de que uno pueda tocar Mozart, Haydn, Beethoven, Schubert, y Schumann con un mismo instrumento es simplemente tan imprudente como la idea de que uno pueda tocar todo el repertorio desde el Fitzwilliam Virginal Book hasta Rameau en un clavicémbalo francés de dos teclados. Así, a la hora de comprar el primer instrumento, más que intentar satisfacer todos los deseos con un solo instrumento, es mucho mejor centrarse en un periodo de literatura y comprar un instrumento que se ajuste bien a éste; hay que contar con que, con un poco de suerte, más adelante en la vida uno podrá adquirir más instrumentos para ampliar su repertorio. A la hora de hacer una elección, hay dos factores que limitarán las posibilidades:
La segunda cuestión más importante que un músico moderno se tiene que plantear antes de escoger un instrumento es:
"¿Por qué estoy haciendo eso?"
Cada persona tiene motivaciones diferentes, y cada uno siente más o menos dedicación a la idea de "hacer girar atrás el reloj". El mundo de los pianos históricos es como un país extranjero; algunos pueden ver un fortepiano como si fuera una segunda residencia para los fines de semana y las vacaciones, mientras que otros querrán trasladarse, dominar la lengua, aprender a cocinar como los locales y participar en la vida tradicional. Utilizando la terminología del siglo XVIII, podríamos nombrar el primer caso un Fortepiano Liebhaber y el segundo, un Fortepiano Kenner. ¡Si no se decide cuál de los dos casos se quiere ser, uno se puede despertar algún día y darse cuenta de que ha comprado el instrumento equivocado!
Für die Liebhaber
Si la motivación esencial del músico no es una dedicación importante al concepto de "Interpretación Informada con Conceptos Históricos", entonces el mercado del fortepiano moderno está completamente abierto y el proceso de selección es relativamente fácil. Un cierto número de constructores producen instrumentos que por sí mismos pueden estar lo bastante bien pero que son de relevancia histórica cuestionable. Hay un cierto número de pianos "Walter" o "Graf" "genéricos" en el mercado, instrumentos hechos mezclando varios aspectos de unos cuantos instrumentos originales diferentes - aunque normalmente sólo se cita uno u otro de estos instrumentos originales "fuente" en el que se basa o se"inspira" la "copia". Otros constructores llevan el proceso un paso más allá e incorporan elementos completamente foráneos en los instrumentos originales, sean aspectos de invención propia o aspectos de los cuales uno se apropia de instrumentos posteriores, que a menudo cambian el tacto o el sonido del instrumento con el fin de resultar más atrayentes para los pianistas modernos. Si estas aberraciones históricas no representan ninguna preocupación esencial para el músico, entonces sólo necesita buscar un instrumento que encuentre atrayente y asequible.
Für die Kenner
Por otra parte, si el músico está seriamente motivado para redescubiertir todas las ventajas (¡y limitaciones!) musicales de los instrumentos originales que inspiraron (¡y frustraron!) Mozart, Hadyn, Beethoven, y otros, entonces su tarea se convierte en un mayor reto -¡sin embargo, en mi opinión, mucho más provechoso!- Escoger este camino significa embarcarse en un viaje de descubierta y crecimiento, un viaje que en el fondo puede durar toda una vida; exige tanto curiosidad como determinación.
Siguiendo esta ruta, ¡hay que estar preparado para sorpresas! Es más probable que las costumbres musicales y técnicas y las expectativas del músico se vean confrontadas y no apaciguadas; por esta razón, uno no tendría que dejarse seducir por "el canto de sirenas" del primer instrumento que encuentra con un tacto y un sonido atrayentes, ni tendría que rehusar un instrumento que a primer vistazo suena extraño o es difícil de controlar. Hace falta tener en cuenta que el instrumento que inmediatamente suena y parece cómodo, probablemente a la larga enseñará muy poco. Hace falta continuar mirando, probando, y escuchando.
Para determinar el grado de veracidad histórica, no hay ninguna otra alternativa que realizar preguntas -¡tantas como sea posible!- Hay que no tener miedo a la hora de interrogar al constructor sobre cualquier aspecto de sus instrumentos. La mayoría de ellos serán sinceros y directos sobre lo que hacen y el por qué lo hacen; hay que evitar constructores que sean imprecisos o evasivos, o que prueben de desviar la discusión sobre los mismos instrumentos hacia las recomendaciones de músicos famosos que han tocado o han comprado sus instrumentos. ¡Un precio bajo puede generar un gran número de clientes "satisfechos", pero tal popularidad no dice absolutamente nada sobre la fidelidad histórica o sobre la calidad de construcción y de los materiales!
Sobre todo, hay que considerar siempre las recomendaciones de los músicos famosos dentro de su propio contexto. Hace falta no olvidar nunca que cada uno de los músicos -famoso o no- recomendará inevitablemente aquello que él o ella encuentra atractivo por una multitud de razones. Si estos mismos criterios se pueden o no aplicar a uno mismo es imposible de determinar. Si el músico deja decidir a otros en nombre suyo, es tan probable de acabar con un instrumento que no le guste después de un año como con un instrumento que le continue satisfaciendo toda la vida.
Los fabricantes que verdaderamente quieren ayudar al músico a encontrar la mejor solución, indudablemente estarán contentos de ayudarlo en su búsqueda; por contraste, los que se interesan meramente a "vender", sólo intentarán convencerlo (¡siempre!) de que ha llegado al sitio adecuado. Una buena prueba es preguntar a cada constructor a qué otros fabricantes puede recomendar, y el por qué; si un constructor no puede recomendar como mínimo a 2 o 3 colegas, ¡es más probable que esté más interesado en cerrar un trato que en ayudar al músico a encontrar su instrumento ideal!
Siempre es buena idea tomar nota mientras se visita o se habla con cada constructor de manera que uno no se olvide de las cosas más tarde. Hay que no tener miedo de volver a un constructor si, después de hablar con otro, surgen nuevas preguntas.
¡Buena suerte, y mucha diversión en tu proceso de exploración y descubrimiento!